viernes, 29 de octubre de 2010

La figura kirchnerista


En estos días en que todos los análisis políticos se entregan a la tarea de delinear la figura de Néstor Kirchner apelando a lo que fue, a sus aciertos y desaciertos, me animaría a contribuir con una caracterización que parte desde un lugar distinto. En vez de dirigir la mirada sobre el ex presidente y su gestión (presidencial y pospresidencial), preferiría echar el ojo sobre el contorno de eso que suele llamarse kirchnerismo. Ese contorno que no es trazado por la posición política del ex presidente, sino por la presencia de los otros, de quienes se dicen kirchneristas y de quienes no. Observar con atención este contorno dice muchas cosas. Los kirchneristas: una mayoría de organizaciones de trabajadores y sindicatos (de uno y otro lado del espectro sindical); buena parte de los organismos de derechos humanos (incluyendo los más emblemáticos y representativos de nuestro país); gran cantidad de organizaciones sociales (de aquellas que se multiplicaron bajo el influjo arrasador de las políticas neoliberales); grupos de minorías (homosexuales, pueblos originarios); muchos y respetables hombres de la cultura y el pensamiento (intelectuales, científicos, artistas, deportistas); muchos jóvenes (hasta hace poco sin identidad política); muchos abuelos (hasta hace poco con otra identidad política).

El amplio espectro de estos grupos ‘oficialistas’ da cuenta clara de la dirección de las políticas kirchneristas, esas mismas políticas tan vapuleadas (y muchas veces desconocidas en su carácter de ‘proyecto político’) por la cúpula eclesiástica, la derecha más conservadora y el peronismo más de derecha, y por los monopolios mediáticos. Todos estos que se expresan anti-kirchneristas permiten también definir lo que es el kirchnerismo.

Pero también estamos los otros, los no-kirchneristas (diferentes de los anti-kirchneristas), quienes no nos reconocemos oficialistas, quienes atacamos incontables opciones de gobierno sin dejar de defender las políticas de innegable signo social. Los que no somos kirchneristas no por desear menos de lo que ya se ha hecho, sino por pedir más y mejor. Algunos nombres de la CTA, del Proyecto Sur, de Nuevo Encuentro, del socialismo, pueden encuadrarse en este grupo. Ellos, los aliados circunstanciales, también permiten acabar de definir esta imagen política de lo que es el kirchnerismo. Se trata sólo de una figura más, sólo una imagen más entre tantas otras que se han multiplicado en estos días (de las buenas y de las malas). Cada cual sabrá ubicar esta muerte donde mejor le duela. 


martes, 19 de octubre de 2010

Palabras 2: La autoridad de los analistas al cuadrado


Ayer, Clarín publicó la nota titulada “Cristina lanzó el plan oficial para el acceso a Internet y a la televisión digital abierta.” En su página web, la noticia llega acompañada de un video presentado como el “Análisis de Ricardo Braginski.” Allí, oímos:
“Muchos analistas creen que esta es una respuesta del gobierno ante el problema planteado tras la decisión de dar de baja a Fibertel.”
Con estas palabras, Ricardo Braginski siembra cierta desconfianza acerca de las razones que movilizaron a la presidenta a lanzar un plan oficial para el acceso popular a Internet y a la televisión digital abierta. Ricardo no se pregunta si un plan tan ambicioso podría forjarse en los dos meses que van desde que se intentó quitar la licencia a Fibertel. Tampoco nos aclara quiénes son estos analistas desconfiados que echan sombra sobre la multiplicación del acceso a un bien tan valioso y relevante como la información. Sin embargo, el efecto es irrefutable. Citar a unos fantasmales ‘analistas’ es suficiente para otorgar a palabras lábiles el carácter de voz autorizada. Una estrategia que se repite cuando el periodista apunta:
“Los analistas ahora discuten si la mejor manera de bajar el precio de la banda ancha, tal cual anunció Cristina con la nueva empresa que va a proveer de servicio mayorista, es a través de una empresa estatal o, como creen muchos, a través de una regulación del estado para que compitan, en igualdad de condiciones y a favor de los consumidores, las distintas empresas que ya están instaladas en el país con toda su tecnología.”
La estrategia de referir a una autoridad (en este caso 'los analistas') para otorgar sustento a nuestros propios dichos no es nueva. Es la lógica propia del medioevo, de un período donde la verdad y la autoridad se confundían. La voz autorizada era entonces la voz verídica. Y referir nuestros dichos a una autoridad, ficticia o no, confiable o no, bastaba para dotar de veracidad a nuestras elucubraciones personales. Así se dirimían los debates públicos de los catedráticos medievales. Quien tuviera mayor cantidad de citas a mano, de la Biblia, de Aristóteles, de Santo Tomás, tendría con seguridad mayores chances de alzarse vencedor. Así también, amparándose en supuestas fuentes hasta entonces desconocidas, Geoffrey de Monmouth urdía para gloria inglesa su ‘Historia de los Reyes Británicos’, un collage de mitos ajenos y fantasías propias que sería tomado por narración histórica aún entrada la modernidad.

La estrategia es simple. El efecto de verdad se obtiene mediante la referencia a una autoridad que, en el mejor de los casos, no es puesta en cuestión (y en el peor de los casos, ni siquiera existe). Pero lo curioso en este caso es que Ricardo Braginski hace mención a ‘los analistas’ dentro de su propio análisis. Es decir, si el video de Ricardo es presentado como el “Análisis de Ricardo Braginski,” ¿no significa esto acaso que Ricardo es un analista? ¿Un analista que se escuda en ‘los analistas’? ¿Un analista al cuadrado? 
Siguiendo la lógica del sueño dentro del sueño, Ricardo no hace en realidad sino diluir aún más lo concreto de sus dichos. Al referir su autoridad a una autoridad figurativa, Ricardo desconoce su propia autoridad y vacía de valor sus palabras. La conclusión es clara: las palabras de Ricardo Braginski no tiene autoridad: entonces ¿por qué creerle?

miércoles, 6 de octubre de 2010

Pensamientos usurpados 16: Saquen una hoja...

Los exámenes son antieducativos porque reemplazan la motivación intrínseca de aprender para la vida, por la motivación para aprender al corto plazo con el único objetivo de aprobar los exámenes.

Palou de Mate, M. (1998) "La evaluación de las prácticas docentes y la autoevaluación."

Pensamientos usurpados 16: Terminator está aquí

...La propia distinción entre lo humano y lo tecnológico nunca es del todo neta. Como acabamos de señalar, somos modificados de un modo muy específico, cultural y psicológicamente, por las tecnologías que utilizamos. Creemos que esto es bastante claro; pero hay asimismo una interrelación material concreta. Nuestros cuerpos, nuestra salud, el entorno físico en el que procuramos sobrevivir son también alterados. Dolencias que antes eran raras se vuelven corrientes (el síndrome del túnel carpiano, por ejemplo); la postura corporal, la resistencia, destreza y coordinación, el modo en que los ojos se desplazan y procesan la información, etc., cambian con las nuevas tecnologías. Éstas afectan la forma en que concebimos nuestro ser físico; las técnicas de diagnóstico por imágenes y los nuevos análisis bioquímicos modifican nuestra manera de entender la salud y la enfermedad. Al evaluar nuestras capacidades en relación con las nuevas tareas que esperamos poder cumplir (y otras que ya no parecen tan indispensables), se redefinen las tradicionales categorías de la “discapacidad” y surgen otras. Por último, las tecnologías ingresan en nuestros cuerpos y los cambian en forma muy específica: prótesis y articulaciones artificiales, clavos y ganchos que mantienen en su lugar partes fracturadas, marcapasos y sustitutos químicos para regular los procesos orgánicos y el metabolismo. El Proyecto del Genoma Humano, un importante esfuerzo tendiente a diseñar el mapa de nuestro código genético con el expreso propósito de favorecer la modificación de las características humanas, habría sido imposible sin la capacidad de los superordenadores. La aseveración hecha hace algunos años por Donna Haraway, y que entonces provocó conmoción, no es entendida hoy como exageración ni metáfora: todos somos “ciborgs” (organismos cibernéticos), semiautómatas. Dentro de un contexto relacional, esta realidad nos obliga a elaborar una nueva interpretación, no sólo de la naturaleza de la “tecnología”, sino de nosotros mismos.

Burbules, N. y T. Callister (2001) Educación: riesgos y promesas de las nuevas tecnologías de la información.

Pensamientos usurpados 15: ¿Cuál sería la ideología de mi manual de sexto grado?

  El análisis diacrónico –desde la década de los 40 hasta los años 70– realizado por Fitzgerald (1987) sobre los libros de texto de Historia utilizados a lo largo de las últimas décadas en Estados Unidos, son un claro ejemplo de todo ello.
  En los años 40 la Historia que los textos presentan es, con exclusividad, la de las acciones de gobierno; la democracia no es definida como una forma de gobierno (como ocurría en décadas anteriores) sino como el nombre del sistema de gobierno americano; Europa apenas se menciona, a favor de un interés más marcado por Latinoamérica (interés que dura exactamente lo mismo que la ‘Good Neighbor Policy’ de Roosevelt y que posteriormente deja sólo una breve referencia); el término imperialismo ya no se utiliza para hacer referencia a los Estados Unidos sino que se convierte en un asunto exclusivamente europeo. Como dato significativo, aunque pudiera parecer anecdótico, Fitzgerarld señala que los términos “nuestro” y “nosotros” aparecen con profusión en los títulos y los contenidos de los textos de historia de esta época. En la década de los 50 estas características no sólo se modifican poco sino que incluso se intensifican. El miedo al comunismo se convierte en una pasión absorbente y se sobreenfatiza el poder y la fortaleza americanas; hay una increíble fascinación por los símbolos patrióticos y el sistema político americano se presenta, no sólo como el mejor, sino como “eterno e inalterable” aunque se insiste en la necesidad y la responsabilidad de cada americano de defenderlo y mantenerlo. América se presenta como perfecta y la visión que ofrece, tanto de sí misma como de otros, aparece igualmente estable e incontrovertible; los libros de textos presentan la versión ortodoxa de lo que América y el resto del mundo es, convirtiéndose así en una “verdad pública”.

Blanco, Nieves (1994) "Materiales curriculares: los libros de texto."

martes, 5 de octubre de 2010

Pensamientos usurpados 14: La tecnología transforma la mente

Utilizar un ordenador supone una simbiosis de nuestra inteligencia con una herramienta externa sin la cual la mente contaría sólo con sus propios medios y no funcionaría igual. Por otra parte, algunos de los procedimientos de uso del ordenador pasan de hecho a interiorizarse, a incorporarse autónomamente a la mente. 


Salomon, Perkins y Globerson (1992) "Coparticipando en el conocimiento: la ampliación de la inteligencia humana con las tecnologías inteligentes."

lunes, 4 de octubre de 2010

Pensamientos usurpados 13: ¿Qué tan inteligente es Del Potro?

En el momento en que la pelota abandona la raqueta del tenista que ha efectuado el saque, el cerebro calcula aproximadamente dónde aterrizará y dónde la interceptará la raqueta. Este cálculo incluye la velocidad inicial de la pelota, combinado con los datos de la disminución progresiva de velocidad y del efecto del viento y, después, el rebote de la pelota. Simultáneamente, se dan órdenes a la musculatura: no todas de una vez, sino constantemente, con información refinada y actualizada. Los músculos tienen que cooperar. Los pies se mueven, la raqueta se sitúa detrás, manteniendo un ángulo constante. El contacto tiene lugar en un momento preciso que depende de si la orden consistía en tocar la raya o cruzar la pista, orden que no se emite hasta después de un análisis casi instantáneo del movimiento y de la postura del oponente. Para devolver un saque normal se dispone de un segundo para hacer todo esto. Tocar la pelota ya resulta notable en sí, y sin embargo no es infrecuente. La verdad es que todo el que habita en un cuerpo humano es dueño de una creación extraordinaria (Gallwey, 1976).

Citado en Gardner, Howard (1996) Inteligencias Múltiples: la teoría en la práctica.

domingo, 3 de octubre de 2010

Pensamientos usurpados 12: ¿La escuela enseña a pensar?

En A Place Called School, John Goodlad señala que sólo el cinco por ciento del horario de clases se dedica al debate y a la reflexión. En High School, Ernest Boyer menciona una investigación cuyos hallazgos demuestran que menos del uno por ciento de las preguntas planteadas por los maestros exigen respuestas más ricas e inteligentes que la mera enunciación de los hechos o el desarrollo de los procedimientos de rutina. Esto también se aplica a los libros de texto.

Perkins, David (1995) La Escuela Inteligente.

Pensamientos usurpados 11: El conocimiento ritual en la escuela


En lugar de conocer plenamente una cosa, ya sea la redondez de la Tierra o la igualdad esencial entre los seres humanos, los alumnos adquieren lo que podríamos llamar un conocimiento ritual. (...) En una palabra, aprenden a seguirle el juego a la escuela. (...)  Existe un testimonio de una buena alumna de matemática, recogido hace algunos años por los investigadores y que fue famoso en su tiempo. Ella explicaba su estrategia de la siguiente manera:

Sé lo que tengo que hacer guiándome por los ejemplos. Si hay dos números, sustraigo. Si hay muchos números, sumo. Si sólo hay dos y uno es menor que el otro, el problema se pone difícil. Entonces divido y veo si el resultado da justo. Si no da justo, multiplico.


Perkins, David (1995) La Escuela Inteligente.