martes, 13 de abril de 2010

El Mundial en las escuelas


En estos días se ha oído al actual ministro de Educación salir a avalar la ya tradicional costumbre de ver en las escuelas los partidos jugados por la selección en el mundial. Las protestas y las razones de quienes se oponen no dejan de sorprender. Es increíble que aún haya personas que puedan cuestionar al mundial de fútbol como contenido escolar. En vano la pedagogía de las últimas décadas ha venido llamando la atención sobre la necesidad de contextualizar los contenidos escolares y de abrir la escuela al mundo y a la cotidianidad de los alumnos. En vano se insiste en utilizar los intereses de los alumnos como disparadores para el aprendizaje. En vano. Docentes, y aún directivos, continúan viendo en el tema una excusa de otros docentes y otros directivos para no trabajar, o para ver ellos mismo el mundial. Incluso los defensores de esta propuesta, como el ministro mismo, anteponen como razón la necesidad de forzar la presencia de los alumnos en la escuela. Y ni qué hablar de los opinólogos educativos que poco entienden y no paran de idealizar a la ya desaparecida escuela del pasado (donde estas cosas no ocurrían).

En fin, ante todo esto, creo que basta un ojo mínimamente entrenado para descubrir que un mundial de fútbol posibilita (y facilita) el trabajo con contenidos de geografía, historia, ciencias naturales, matemáticas, idiomas, arte, política y economía, entre muchos otros.  Ni hablemos del deporte, tan relegado en importancia en el currículum académico. Pero mencionemos, así como al pasar, y para no dejar dudas, que las temáticas a ser abordadas pueden ir desde el más simplón ‘conocer los países’ hasta el complejo debate acerca del rol de los grupos económicos en un mundo globalizado. Pocos eventos internacionales brindan tanta tela para cortar, sobre todo en un país donde el fútbol, mal que le pese a muchos, forma parte ineludible de la cultura y la tradición popular. Y mientras escribo esto me siento obligado a señalar que no soy seguidor de este deporte, ¿pero acaso por eso vamos a renegar de nuestra propia idiosincrasia nacional?