domingo, 19 de diciembre de 2010

Palabras 3: La hipocresía de un Macri con el termo bajo el brazo

hipocresía
f. Fingimiento de sentimientos, ideas y cualidades, generalmente positivos, contrarios a los que se experimentan.
© Espasa Calpe, S.A.
A dos días de las desafortunadas palabras del jefe comunal para con los villeros de Villa Soldati, una publicidad del Gobierno de la Ciudad lo muestra mateando junto a la fundadora del comedor popular y ahora centro infantil ‘La estrellita’. ¿Pero alguien puede imaginarse a Mauricio Macri mateando con una humilde mujer de la villa? Eso no ha ocurrido ni ocurrirá jamás en la vida real. ¿Por qué mostrarlo en una publicidad entonces? Claro que Macri no es el primer político al que se muestra encarnando un rol ficticio. Pero lo acostumbrado de la mentira no la vuelve menos reprochable. “Macri está cerca de los pobres y desamparados,” es el mensaje que se pretende colar en la mente de los televidentes. Esa es la mentira sobre la cual se construye esta publicidad. Tampoco es Macri el primer político al que se intenta asociar con una idea semejante. Desde que se les ha dado derecho a voto a los pobres que los políticos se esfuerzan por mostrarse cercanos a ellos. Lo cual es bastante lógico. La política y la hipocrecía suelen ir de la mano, y sin embargo, hay algo medianamente novedoso en esta última publicidad: tal vez, su propio fracaso.

Ciertamente, se han gastado varios miles de pesos en un argumento que pocos están dispuestos a creer, y es que ya lo habíamos visto al millonario  jefe de gobierno junto a aquella niña en medio del basural, durante su campaña, mientras que ahora oímos sus declaraciones xenófobas y despreciativas tras la toma de predios en Villa Soldati. Claro, alguien dirá que de eso se trata el arte publicitario: hacer que la gente tome por verdadero aquello que no lo es. Algo que en esta ocasión podría haberse evitado con facilidad. Si el Gobierno de la Ciudad inauguró un centro infantil, ¿por qué no mostrar eso simplemente? Un centro, una inauguración. Podría haberse decidido mostrar hechos -seleccionados y filtrados, claro- pero más ‘reales’ (siempre que admitamos que la 'actuación' propia de la política es parte de su 'realidad': Macri junto a la niña en el basural es parte de la realidad política porque se conforma como un ‘acto de campaña’, en su sentido más estricto). Sin embargo, se ha decidido montar una representación, una ficción que sólo existe frente a las cámaras del equipo publicitario del jefe de gobierno. Una ficción que, como tal, no se diferencia de la participación de Macri en el sketch de Susana Giménez: más allá del sustrato político, la modalidad de actuación  en estos casos es ficcional: no es sólo Macri, sino que todos están siguiendo un guión. Esto es tal vez lo que diferencia la 'actuación política' de la actuación ficcional. La actuación política es unidireccional: el político ‘actúa’ frente a un público que 'reacciona' (positiva o negativamente, aún cuando se trate de un público adicto). Es lo que ocurrió en aquel basural, años atrás: no importa qué tanto hayan insistido a la niña para que se mostrara cómoda y sonriente: su rostro evidenciaba temor y desconcierto. Ella no actuaba, tan sólo reaccionaba. La nueva publicidad, en cambio, es una ficción completa: Macri actúa, su partenaire actúa, y no hay público real presente, sino sólo cámaras y equipo técnico. Los publicistas que responden a Macri nos proponen esta realidad paralela, ficcionada desde la lógica publicitaria: Macri, joven empresario y político exitoso, preocupado y amigo de los pobres; tan amigo que matea junto a la fundadora del comedor ‘La Estrellita’; tan amigo, que chupa sin asco de la misma bombilla de los pobres. Es más: es Macri quien lleva el termo bajo el brazo. Es él quien convida. Es él quien ceba el mate. Quien se ha llegado, seguramente, desde su casa-palacio en su auto importado, con el termo en la guantera, dispuesto a compartir con la barriada. Nada más inverosímil, nada más irreal. Puesto blanco sobre negro, parece casi una burla. 


La estrategia publicitaria es grosera y evidente. Se intenta re-construir la imagen de Mauricio Macri apelando a la identidad por proximidad: si mostramos a A junto a B, generamos la impresión de que A posee cualidades propias de B (A+B=AB). Si mostramos a Macri junto a una mujer de barrio, comprometida con los pobres, de pronto es posible percibir a un Macri cercano e interesado por las necesidades de quienes menos tienen (no parece casualidad que este spot publicitario haya aparecido en el momento en que las declaraciones del jefe comunal parecían distanciarlo de la gente más necesitada). Sin embargo, esta vez los publicistas parecen haber olvidado que una cosa es mostrar a A junto a B (como hicieran en aquel basural), y otra es pretender transformar a A en B. Macri con el termo bajo el brazo da cuenta de este intento fallido de mimetización. Macri podrá estar cerca, pero no será nunca ‘el pueblo’, nunca ‘los pobres’. Por más mate y termo que le metan sus asesores de imagen. Y no está mal que no lo sea. Macri podría haber publicitado la inauguración de un espacio dedicado a los más humildes sin buscar construir una caracterización mentirosa e irreconocible de su persona. Porque todos (TODOS) sabemos que Macri no es eso. Macri no anda por los barrios con su termo bajo el brazo. Macri no va por la vida compartiendo el mate y la charla con los pobres. Ver a este Macri es ver a un Macri que finge sentimientos y cualidades que son contrarias a las que en realidad experimienta. Con esto volvemos a la definición de ‘hipócresía’. Claro, Macri no es el primero ni el último político que apela a la hipocresía. Sin embargo, esta vez la hipocresía no se esconde, no se solapa, sino que se muestra evidente y fresca ante los ojos del mundo. Los publicistas de Macri esta vez han pecado de excesivos. Bastaba con juntar a A con B; pero ellos se aventuraron a confundir a uno con el otro. Aquí radica su fracaso.  Han cometido el grave error de desnudar a su patrón como un hipócrita. Después de todo, si la publicidad es el arte de mentir y convencer, entonces no hay peor publicidad que aquella que no convence porque su mentira es tan evidente que salta a la vista de todos.

viernes, 29 de octubre de 2010

La figura kirchnerista


En estos días en que todos los análisis políticos se entregan a la tarea de delinear la figura de Néstor Kirchner apelando a lo que fue, a sus aciertos y desaciertos, me animaría a contribuir con una caracterización que parte desde un lugar distinto. En vez de dirigir la mirada sobre el ex presidente y su gestión (presidencial y pospresidencial), preferiría echar el ojo sobre el contorno de eso que suele llamarse kirchnerismo. Ese contorno que no es trazado por la posición política del ex presidente, sino por la presencia de los otros, de quienes se dicen kirchneristas y de quienes no. Observar con atención este contorno dice muchas cosas. Los kirchneristas: una mayoría de organizaciones de trabajadores y sindicatos (de uno y otro lado del espectro sindical); buena parte de los organismos de derechos humanos (incluyendo los más emblemáticos y representativos de nuestro país); gran cantidad de organizaciones sociales (de aquellas que se multiplicaron bajo el influjo arrasador de las políticas neoliberales); grupos de minorías (homosexuales, pueblos originarios); muchos y respetables hombres de la cultura y el pensamiento (intelectuales, científicos, artistas, deportistas); muchos jóvenes (hasta hace poco sin identidad política); muchos abuelos (hasta hace poco con otra identidad política).

El amplio espectro de estos grupos ‘oficialistas’ da cuenta clara de la dirección de las políticas kirchneristas, esas mismas políticas tan vapuleadas (y muchas veces desconocidas en su carácter de ‘proyecto político’) por la cúpula eclesiástica, la derecha más conservadora y el peronismo más de derecha, y por los monopolios mediáticos. Todos estos que se expresan anti-kirchneristas permiten también definir lo que es el kirchnerismo.

Pero también estamos los otros, los no-kirchneristas (diferentes de los anti-kirchneristas), quienes no nos reconocemos oficialistas, quienes atacamos incontables opciones de gobierno sin dejar de defender las políticas de innegable signo social. Los que no somos kirchneristas no por desear menos de lo que ya se ha hecho, sino por pedir más y mejor. Algunos nombres de la CTA, del Proyecto Sur, de Nuevo Encuentro, del socialismo, pueden encuadrarse en este grupo. Ellos, los aliados circunstanciales, también permiten acabar de definir esta imagen política de lo que es el kirchnerismo. Se trata sólo de una figura más, sólo una imagen más entre tantas otras que se han multiplicado en estos días (de las buenas y de las malas). Cada cual sabrá ubicar esta muerte donde mejor le duela. 


martes, 19 de octubre de 2010

Palabras 2: La autoridad de los analistas al cuadrado


Ayer, Clarín publicó la nota titulada “Cristina lanzó el plan oficial para el acceso a Internet y a la televisión digital abierta.” En su página web, la noticia llega acompañada de un video presentado como el “Análisis de Ricardo Braginski.” Allí, oímos:
“Muchos analistas creen que esta es una respuesta del gobierno ante el problema planteado tras la decisión de dar de baja a Fibertel.”
Con estas palabras, Ricardo Braginski siembra cierta desconfianza acerca de las razones que movilizaron a la presidenta a lanzar un plan oficial para el acceso popular a Internet y a la televisión digital abierta. Ricardo no se pregunta si un plan tan ambicioso podría forjarse en los dos meses que van desde que se intentó quitar la licencia a Fibertel. Tampoco nos aclara quiénes son estos analistas desconfiados que echan sombra sobre la multiplicación del acceso a un bien tan valioso y relevante como la información. Sin embargo, el efecto es irrefutable. Citar a unos fantasmales ‘analistas’ es suficiente para otorgar a palabras lábiles el carácter de voz autorizada. Una estrategia que se repite cuando el periodista apunta:
“Los analistas ahora discuten si la mejor manera de bajar el precio de la banda ancha, tal cual anunció Cristina con la nueva empresa que va a proveer de servicio mayorista, es a través de una empresa estatal o, como creen muchos, a través de una regulación del estado para que compitan, en igualdad de condiciones y a favor de los consumidores, las distintas empresas que ya están instaladas en el país con toda su tecnología.”
La estrategia de referir a una autoridad (en este caso 'los analistas') para otorgar sustento a nuestros propios dichos no es nueva. Es la lógica propia del medioevo, de un período donde la verdad y la autoridad se confundían. La voz autorizada era entonces la voz verídica. Y referir nuestros dichos a una autoridad, ficticia o no, confiable o no, bastaba para dotar de veracidad a nuestras elucubraciones personales. Así se dirimían los debates públicos de los catedráticos medievales. Quien tuviera mayor cantidad de citas a mano, de la Biblia, de Aristóteles, de Santo Tomás, tendría con seguridad mayores chances de alzarse vencedor. Así también, amparándose en supuestas fuentes hasta entonces desconocidas, Geoffrey de Monmouth urdía para gloria inglesa su ‘Historia de los Reyes Británicos’, un collage de mitos ajenos y fantasías propias que sería tomado por narración histórica aún entrada la modernidad.

La estrategia es simple. El efecto de verdad se obtiene mediante la referencia a una autoridad que, en el mejor de los casos, no es puesta en cuestión (y en el peor de los casos, ni siquiera existe). Pero lo curioso en este caso es que Ricardo Braginski hace mención a ‘los analistas’ dentro de su propio análisis. Es decir, si el video de Ricardo es presentado como el “Análisis de Ricardo Braginski,” ¿no significa esto acaso que Ricardo es un analista? ¿Un analista que se escuda en ‘los analistas’? ¿Un analista al cuadrado? 
Siguiendo la lógica del sueño dentro del sueño, Ricardo no hace en realidad sino diluir aún más lo concreto de sus dichos. Al referir su autoridad a una autoridad figurativa, Ricardo desconoce su propia autoridad y vacía de valor sus palabras. La conclusión es clara: las palabras de Ricardo Braginski no tiene autoridad: entonces ¿por qué creerle?

miércoles, 6 de octubre de 2010

Pensamientos usurpados 16: Saquen una hoja...

Los exámenes son antieducativos porque reemplazan la motivación intrínseca de aprender para la vida, por la motivación para aprender al corto plazo con el único objetivo de aprobar los exámenes.

Palou de Mate, M. (1998) "La evaluación de las prácticas docentes y la autoevaluación."

Pensamientos usurpados 16: Terminator está aquí

...La propia distinción entre lo humano y lo tecnológico nunca es del todo neta. Como acabamos de señalar, somos modificados de un modo muy específico, cultural y psicológicamente, por las tecnologías que utilizamos. Creemos que esto es bastante claro; pero hay asimismo una interrelación material concreta. Nuestros cuerpos, nuestra salud, el entorno físico en el que procuramos sobrevivir son también alterados. Dolencias que antes eran raras se vuelven corrientes (el síndrome del túnel carpiano, por ejemplo); la postura corporal, la resistencia, destreza y coordinación, el modo en que los ojos se desplazan y procesan la información, etc., cambian con las nuevas tecnologías. Éstas afectan la forma en que concebimos nuestro ser físico; las técnicas de diagnóstico por imágenes y los nuevos análisis bioquímicos modifican nuestra manera de entender la salud y la enfermedad. Al evaluar nuestras capacidades en relación con las nuevas tareas que esperamos poder cumplir (y otras que ya no parecen tan indispensables), se redefinen las tradicionales categorías de la “discapacidad” y surgen otras. Por último, las tecnologías ingresan en nuestros cuerpos y los cambian en forma muy específica: prótesis y articulaciones artificiales, clavos y ganchos que mantienen en su lugar partes fracturadas, marcapasos y sustitutos químicos para regular los procesos orgánicos y el metabolismo. El Proyecto del Genoma Humano, un importante esfuerzo tendiente a diseñar el mapa de nuestro código genético con el expreso propósito de favorecer la modificación de las características humanas, habría sido imposible sin la capacidad de los superordenadores. La aseveración hecha hace algunos años por Donna Haraway, y que entonces provocó conmoción, no es entendida hoy como exageración ni metáfora: todos somos “ciborgs” (organismos cibernéticos), semiautómatas. Dentro de un contexto relacional, esta realidad nos obliga a elaborar una nueva interpretación, no sólo de la naturaleza de la “tecnología”, sino de nosotros mismos.

Burbules, N. y T. Callister (2001) Educación: riesgos y promesas de las nuevas tecnologías de la información.

Pensamientos usurpados 15: ¿Cuál sería la ideología de mi manual de sexto grado?

  El análisis diacrónico –desde la década de los 40 hasta los años 70– realizado por Fitzgerald (1987) sobre los libros de texto de Historia utilizados a lo largo de las últimas décadas en Estados Unidos, son un claro ejemplo de todo ello.
  En los años 40 la Historia que los textos presentan es, con exclusividad, la de las acciones de gobierno; la democracia no es definida como una forma de gobierno (como ocurría en décadas anteriores) sino como el nombre del sistema de gobierno americano; Europa apenas se menciona, a favor de un interés más marcado por Latinoamérica (interés que dura exactamente lo mismo que la ‘Good Neighbor Policy’ de Roosevelt y que posteriormente deja sólo una breve referencia); el término imperialismo ya no se utiliza para hacer referencia a los Estados Unidos sino que se convierte en un asunto exclusivamente europeo. Como dato significativo, aunque pudiera parecer anecdótico, Fitzgerarld señala que los términos “nuestro” y “nosotros” aparecen con profusión en los títulos y los contenidos de los textos de historia de esta época. En la década de los 50 estas características no sólo se modifican poco sino que incluso se intensifican. El miedo al comunismo se convierte en una pasión absorbente y se sobreenfatiza el poder y la fortaleza americanas; hay una increíble fascinación por los símbolos patrióticos y el sistema político americano se presenta, no sólo como el mejor, sino como “eterno e inalterable” aunque se insiste en la necesidad y la responsabilidad de cada americano de defenderlo y mantenerlo. América se presenta como perfecta y la visión que ofrece, tanto de sí misma como de otros, aparece igualmente estable e incontrovertible; los libros de textos presentan la versión ortodoxa de lo que América y el resto del mundo es, convirtiéndose así en una “verdad pública”.

Blanco, Nieves (1994) "Materiales curriculares: los libros de texto."

martes, 5 de octubre de 2010

Pensamientos usurpados 14: La tecnología transforma la mente

Utilizar un ordenador supone una simbiosis de nuestra inteligencia con una herramienta externa sin la cual la mente contaría sólo con sus propios medios y no funcionaría igual. Por otra parte, algunos de los procedimientos de uso del ordenador pasan de hecho a interiorizarse, a incorporarse autónomamente a la mente. 


Salomon, Perkins y Globerson (1992) "Coparticipando en el conocimiento: la ampliación de la inteligencia humana con las tecnologías inteligentes."

lunes, 4 de octubre de 2010

Pensamientos usurpados 13: ¿Qué tan inteligente es Del Potro?

En el momento en que la pelota abandona la raqueta del tenista que ha efectuado el saque, el cerebro calcula aproximadamente dónde aterrizará y dónde la interceptará la raqueta. Este cálculo incluye la velocidad inicial de la pelota, combinado con los datos de la disminución progresiva de velocidad y del efecto del viento y, después, el rebote de la pelota. Simultáneamente, se dan órdenes a la musculatura: no todas de una vez, sino constantemente, con información refinada y actualizada. Los músculos tienen que cooperar. Los pies se mueven, la raqueta se sitúa detrás, manteniendo un ángulo constante. El contacto tiene lugar en un momento preciso que depende de si la orden consistía en tocar la raya o cruzar la pista, orden que no se emite hasta después de un análisis casi instantáneo del movimiento y de la postura del oponente. Para devolver un saque normal se dispone de un segundo para hacer todo esto. Tocar la pelota ya resulta notable en sí, y sin embargo no es infrecuente. La verdad es que todo el que habita en un cuerpo humano es dueño de una creación extraordinaria (Gallwey, 1976).

Citado en Gardner, Howard (1996) Inteligencias Múltiples: la teoría en la práctica.

domingo, 3 de octubre de 2010

Pensamientos usurpados 12: ¿La escuela enseña a pensar?

En A Place Called School, John Goodlad señala que sólo el cinco por ciento del horario de clases se dedica al debate y a la reflexión. En High School, Ernest Boyer menciona una investigación cuyos hallazgos demuestran que menos del uno por ciento de las preguntas planteadas por los maestros exigen respuestas más ricas e inteligentes que la mera enunciación de los hechos o el desarrollo de los procedimientos de rutina. Esto también se aplica a los libros de texto.

Perkins, David (1995) La Escuela Inteligente.

Pensamientos usurpados 11: El conocimiento ritual en la escuela


En lugar de conocer plenamente una cosa, ya sea la redondez de la Tierra o la igualdad esencial entre los seres humanos, los alumnos adquieren lo que podríamos llamar un conocimiento ritual. (...) En una palabra, aprenden a seguirle el juego a la escuela. (...)  Existe un testimonio de una buena alumna de matemática, recogido hace algunos años por los investigadores y que fue famoso en su tiempo. Ella explicaba su estrategia de la siguiente manera:

Sé lo que tengo que hacer guiándome por los ejemplos. Si hay dos números, sustraigo. Si hay muchos números, sumo. Si sólo hay dos y uno es menor que el otro, el problema se pone difícil. Entonces divido y veo si el resultado da justo. Si no da justo, multiplico.


Perkins, David (1995) La Escuela Inteligente.

martes, 13 de abril de 2010

El Mundial en las escuelas


En estos días se ha oído al actual ministro de Educación salir a avalar la ya tradicional costumbre de ver en las escuelas los partidos jugados por la selección en el mundial. Las protestas y las razones de quienes se oponen no dejan de sorprender. Es increíble que aún haya personas que puedan cuestionar al mundial de fútbol como contenido escolar. En vano la pedagogía de las últimas décadas ha venido llamando la atención sobre la necesidad de contextualizar los contenidos escolares y de abrir la escuela al mundo y a la cotidianidad de los alumnos. En vano se insiste en utilizar los intereses de los alumnos como disparadores para el aprendizaje. En vano. Docentes, y aún directivos, continúan viendo en el tema una excusa de otros docentes y otros directivos para no trabajar, o para ver ellos mismo el mundial. Incluso los defensores de esta propuesta, como el ministro mismo, anteponen como razón la necesidad de forzar la presencia de los alumnos en la escuela. Y ni qué hablar de los opinólogos educativos que poco entienden y no paran de idealizar a la ya desaparecida escuela del pasado (donde estas cosas no ocurrían).

En fin, ante todo esto, creo que basta un ojo mínimamente entrenado para descubrir que un mundial de fútbol posibilita (y facilita) el trabajo con contenidos de geografía, historia, ciencias naturales, matemáticas, idiomas, arte, política y economía, entre muchos otros.  Ni hablemos del deporte, tan relegado en importancia en el currículum académico. Pero mencionemos, así como al pasar, y para no dejar dudas, que las temáticas a ser abordadas pueden ir desde el más simplón ‘conocer los países’ hasta el complejo debate acerca del rol de los grupos económicos en un mundo globalizado. Pocos eventos internacionales brindan tanta tela para cortar, sobre todo en un país donde el fútbol, mal que le pese a muchos, forma parte ineludible de la cultura y la tradición popular. Y mientras escribo esto me siento obligado a señalar que no soy seguidor de este deporte, ¿pero acaso por eso vamos a renegar de nuestra propia idiosincrasia nacional?